domingo, 10 de febrero de 2008

Maurice Garin

Entró vivo en la leyenda al ser el primer ganador del Tour. Y nada más merecido, porque él era el arquetipo del ciclista en todo aquello que constituye su grandeza y popularidad.
Maurice Garin nació en Aviers, en el valle de Aosta, un 23 de Marzo de 1871. Era, pues, italiano aunque no sabía hablar una sola palabra que no fuese en el dialecto de su valle (según las autoridades italianas de la época), que no era otro que el francés.
Maurice se ganaba la vida atravesando la frontera para trabajar como deshollinador en las ciudades francesas. Era una tradición en los Alpes el proveer de deshollinadores que atendiesen las chimeneas de las grandes ciudades y de las familias burguesas.
Se estableció definitivamente (tras una larga marcha a pie en compañía de su padre y sus hermanos) en un pueblo llamado Lens, en donde se libró de trabajar como minero gracias a sus dotes de albañil y a la recomendación de un paisano –llegado varios años antes que él- que le consiguió un trabajo en una empresa de albañilería.
Cuando se convirtió en una gloria ciclista le apodaron el Pequeño Deshollinador; lo de Pequeño iba por su corta estatura (1,62 m. 61 kg), que aún chocaba a los que decían que éste era un deporte de atletas.
Entusiasmado por los éxitos de los primeros velocipedistas, ahorró lo suficiente para comprar una máquina cuando tenía veinte años. Dos años más tarde se convertía en una vedette, imponiéndose en dos carreras de gran fondo plagadas de sportmen, como se llamaba a los amateurs de la época. Los 800 km. de París y la Dinant-Namur-Dinant.
Con una regularidad de metrónomo, y un coraje y resistencia excepcionales, se impuso en los dos años siguientes en las 24 horas de París, y la París-Le Mans (1896), y participó en la primera edición de París-Roubaix, prueba que ganaría las dos temporadas siguientes.
Su victoria en el Infierno del Norte provocó oleadas de entusiasmo, y esto no es un eufemismo. En su segundo triunfo, el velódromo de Parc Barbieux estaba abarrotado y los hinchas que no encontraron sitio en él se subieron al tejado de una casa vecina provocando su hundimiento…
Había nacido una estrella. Una estrella que crecería en todos los corazones en los años venideros, en los que Maurice Garin, acompañado de sus hermanos César y Ambroise, acumuló un buen número de victorias.
Cuando Henri Desgranges lanzó la idea del primer Tour de Francia, Maurice fue el primero en apuntarse. Todos sus hinchas esperaban su victoria, y no se vieron decepcionados.
Esta popularidad explica el porqué, al año siguiente, los comisarios esperaron cuatro meses para descalificarle (pensarían que era mejor aguardar a que se enfriasen las pasiones desatadas por su triunfo en la carretera). Si hubiesen tomado esta decisión a pie de meta, seguro que se hubiera producido un motín con linchamientos entre las filas de los comisarios…
Esta descalificación a la que se añadía una suspensión por dos temporadas, puso fin a la carrera del Pequeño Deshollinador, que contaba entonces treinta años. Se retiró a Lens donde abrió un garaje que mantuvo hasta los años cincuenta.
Invitado a dar la salida del Tour de 1953, Maurice Garin, con buen aspecto a pesar de sus 82 años, se contentó con una breve alocución:
Mis jóvenes amigos, jamás podréis comprender las dificultades que tuvimos que afrontar con nuestras máquinas rudimentarias, sobre carreteras imposibles. Estas eran más hostiles que nuestros enemigos y, sin embargo, cuántos bellos recuerdos han dejado en mí.
El recuerdo de una gloria jamás empañada, de una vida que no hubiera alcanzado sin la bicicleta y, sobre todo, de una promoción social inesperada. Maurice Garin dijo en 1902 a un periodista: Antes que campeón soy un hombre del pueblo. No sabía que estas dos nociones se harían consustanciales al deporte ciclista.


MOMENTOS CLAVE DEL PRIMER TOUR (1903)
Eran setenta y seis en la salida, delante del restaurante El Despertador., en Montgeron. Setenta y seis pioneros partiendo hacia lo desconocido en este primer Tour de Francia, corrido sobre seis etapas para una distancia total de 2407 km., o sea una media superior a los 400 km. por etapa.
El 1 de Julio a las 15 h. 16’ se dio la salida hacia Lyon. Maurice Garin llegaría el primero a las 9 de la mañana del día siguiente. Los corredores se pusieron de nuevo en camino, esta vez hacia Marsella, en la noche del 4 al 5 a las 2h 30’ de la madrugada. En la Canebière, hacia las 17 h esta vez, gana Acouturier, pero sin problemas para Garin puesto que el Coloso había abandonado en la primera etapa y no corría sino como parcial (una categoría inventada por los organizadores, temerosos de quedarse sin ciclistas en carrera).
Pero esta fórmula apenas viviría dos días. En la tercera etapa Acouturier se puso descaradamente de parte de Georget, por lo que se decidió separar los dos pelotones. Primero salió el de los corredores que optaban a la clasificación general y, una hora más tarde, los parciales. Garin hizo toda la carrera en cabeza, atacando sin desmayo para eliminar a sus más temible enemigo: Georget. Garin llegó fresco a la meta y aún tuvo arrestos para declarar a los periodistas: misión cumplida, aunque no ocultó su desilusión por perder al sprint delante de Orange, Sanson y Pothier –que estuvieron todo el rato a su rueda sin darle un relevo-.
La etapa que acababa en Bordeaux (268 km.), vio su salida a las 3h de la mañana delante del Café de Sion, donde un cinematógrafo proyectaba imágenes de las etapas anteriores en una sábana blanca.
Esta vez fue Garin quien se llevó la etapa, aunque sólo fuesen los árbitros quienes le vieron cruzar la línea de meta en primera posición. Para muchos no hubo duda de que fue el Brúseles Sanson quien había ganado la etapa de una forma limpia y honrada pero…
El 14 de Julio, en Nantes, venció sin contestación posible asegurando su victoria final ya que Georget había abandonado, y a Pothier –la revelación- le llevaba una buena ventaja. No contentándose con lo adquirido hasta entonces, ganó la última etapa en París, entrando así en la historia. Su ventaja sobre Pothier (2º), fue de 2h 49’ 45”, y sobre Millocheau, 21º y último clasificado, de 6h 24’ 22”.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Estimado autor, tienes que saber que la lengua materna de Garin a la que te refieres no era el francés, sino el francoprovenzal, o arpitano, actualmente considerada unánimemente por los especialistas como lengua autónoma diferenciada del francés y del occitano, y más aun del italiano. En la actualidad cuenta con sólo unos 60.000 hablantes, la mayoría de alta edad, pero sin duda fue este y no el francés el único idioma que hablaba Garin antes de emigrar de su Aosta natal.

Por otra parte, enhorabuena por el blog y por su calidad.

Anónimo dijo...

Enhora buena por el magnifico trabajo de estos reportajes.

Una duda.....¿cual fue el motivo en concreto por el que fue descalificado?